domingo, agosto 08, 2010

Maria Amalia De Sajonia

Un año tardó Fernando VII en contraer matrimonio por tercera vez. En esta ocasión, la escogida sería una princesa alamana, hija de Maximiliano de Sajonia y de Carolina de Parma. 
María Amalia de Sajonia nació en el 7 de diciembre del año 1801, se había educado en un convento y había recibido una educación religiosa muy estricta, pues a los tres meses de edad falleció su madre y su padre envió a María Josefa a un convento junto al río Elba, lugar que abandonaría para contraer matrimonio. No parecía, pues, una esposa ideal para un rey que se caracterizaba por una vida privada más bien disoluta y desordenada. Sin embargo, parece que Fernando VII se enamoró verdaderamente de ella, aún antes de conocerla. Sin duda, era una mujer muy atractiva, con una dulce expresión y con unos profundos ojos azules. 

La correspondencia que se conserva de ellos, antes del encuentro, está llena de ternura y de frases afables. No en balde, María Amalia poseía cierta afición por la expresión literaria. En el Archivo del Palacio Real se conservan muchas obras inéditas (poemas, escritos, y hasta alguna pieza de teatro, que reflejan su afición por la literatura, aunque todas ellas son de sudosa calidad.

Los esponsales se celebraron por poderes el 2 de septiembre de 1819 y poco después, María Amalia emprendió viaje a España. Los primeros contactos fueron decepcionantes para Fernando. La mojigatería y el exagerado pudor de su nueva esposa chocaron con la fogosidad de Fernando, hasta el punto que tuvo que intervenir nada menos que el Papa para que la Reina entendiese lo que era la vida matrimonial.
María Amalia tampoco fue capaz de darle descendencia a Fernando, quien al parecer tuvo un hijo extramatrimonial durante este periodo. Al decir del marqués de Villarutia, durante sus últimos años, la Reina se dedicó a apoyar a los realistas más extremos, lo que sin duda contribuyó a granjearle la desconfianza de su marido y de sus sectores más afines.

Después de casi diez años de matrimonio, la reina María Amalia Josefina de Sajonia moría el 18 de mayo de 1829, a los 10 años de su matrimonio y cuando contaba 26 años de edad, como consecuencia de haber contraído unas "fiebres malignas". En los últimos años se había dedicado a obsequiar a su marido con unos versos insufribles, por lo que cuando habían transcurrido unos días desde el momento en que sucedió el óbito y sus allegados le aconsejaron que debía de buscar nueva pareja, dio un golpe con el puño sobre la mesa de su escritorio, gritando: "¡Estoy hasta los cojones de rosarios y de versos!"

La falta de descendencia para ocupar el trono seguía constituyendo un problema para la continuidad de la monarquía, en unos momentos en que las pretensiones del infante don Carlos de suceder a su hermano eran ya claramente manifiestas.

Fuente de datos:
*Las cuatro esposas de Fernando VII – Rafael Sánchez Montero – Catedrático de Historia Contemporánea – Universidad de Sevilla.-La Aventura de la Historia.

4 Comments:

CAROLVS II, HISPANIARVM ET INDIARVM REX said...

Babbilonia, la verdad es que esta señora a mi modo de ver tenía algún problema mental, pues bien esta la religiosidad que mostraba, pero una cosa es una cosa, y otra es exagerar. la vida matrimonial y la búsqueda de un heredero eran algo fundamental para una Monarquía, en este período, y aunque quede feo decirlo, se comprende el enfado y los deslices extramatrimoniales de Fernando "el Deseado", el cual debería esperar hasta su cuarto matrimonio para encontrar descendencia con Isabel II, hecho que llevaría a la fatídicas Guerras Carlistas que bañaron España de sangre durante la segunda mitad del XIX.

Saludos.

Babbilonia said...

Pues llevas toda la razón Carolvs, no era momento de andanrse con remilgos cuando se trataba de la herencia de la corona.
Ya ves lo que puede hacer una educación demasiado religiosa.

Un abrazo

Ccasconm said...

Muy refinado este Fernandito "el Indeseado" a deducir por la frase que pronunció a la hora luctuosa de la muerte de su esposa. Pobre María Amalia lo que tendría que pasar junto a semejante personaje, y encima con la carga de no poderle dar el hijo que se le imponía en su condición de reina.

Un beso

Babbilonia said...

Carmen, desgraciadamente las mujeres en aquella época no eran valoradas, ni siquiera las reinas.
El comentario desde luego es lastimoso... y lo peor aún es que hoy en día se siguen haciendo comentarios despectivos hacia la mujer.

Un abrazo

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