El sepulcro del apóstol se encontró bajo el altar de la basílica de San Pablo Extramuros.
Las autoridades eclesiásticas y los fieles no tenían dudas de que se encontraba allí. Pero los avatares arquitectónicos lo habían ocultado de la vista desde hacía siglos. Sólo desde el pasado mes de Diciembre puede de nuevo contemplarse, bajo el altar mayor de la basílica de San Pablo Extramuros, Roma, el sepulcro de una de las figuras clave en el origen del cristianismo: Pablo de Tarso, artífice de la transformación de la fe cristiana en religión universal.
El sepulcro perdido
Pablo de Tarso fue ejecutado por Nerón en torno al año 65, su tumba se convirtió en lugar de culto, y sobre ella se erigió en el siglo IV una basílica. Pero las sucesivas reformas del templo fueron enterrando el sepulcro, que quedó oculto en una cripta taponada en el siglo XVI. Un incendio en 1831, que obligó a reconstruir enteramente el edificio, terminó de sepultar las preciadas reliquias.
Coincidiendo con el jubileo del 2000 se puso en marcha un proyecto arqueológico para la recuperación de la tumba del apóstol. Durante los últimos cuatro años un equipo de arqueólogos, dirigido por Giorgio Filippi, ha penetrado en el espacio bajo el altar mayor, apartando toda clase de escombros hasta localizar el sarcófago.
Dicho sarcófago, de mármol toscamente labrado y de
Aunque ya ha sido hallado el sarcófago, falta saber lo que hay dentro. Las primeras pruebas de rayos x han resultado infructuosas, dado el grosor de las losas y su recubrimiento. Se apunta que podría tratarse de un cenotafio, sin restos humanos en su interior, como era costumbre en tiempos de la iglesia primitiva.
1 Comment:
Well written article.
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