Este
hombre fue llevado a la corte por el duque de Alba. Sirvió al Cardenal Infante
y, desde 1632, a Felipe IV. Fue célebre por haber sido retratado por Velázquez
en dos ocasiones. Su figura es bien conocida gracias a estos retratos, fechados
ambos en la década de 1630.
Por
entonces su nombre menudeaba en las historias jocosas que se contaban en la
corte, como un vejamen burlesco que lo representa rodeado de los meninos
corriendo detrás de Manuel Cortizos, en
el parque del Buen Retiro.
En
el primero de los retratos de Velázquez, hoy en Cleveland, pertenece
a la colección de H. Cook, Richmond, Inglaterra. Calabaza sostiene en
la mano un molinillo o rehilete como el que usaban los niños para jugar,
considerado símbolo de la inconstancia y
la locura.
En
el segundo, que se conserva en el Museo del Prado, y en un tiempo se le conoció
como “El Bobo de Coria”, Juan aparece
junto a una calabaza, símbolo de la incapacidad mental que, pese a la sonrisa
boba, también se observa en su pérdida de expresión.
La
asociación entre la calabaza y la falta de juicio parece guardar relación con
una curiosa práctica quirúrgica por la que, en los casos de rotura craneal, se
sustituían las partes de hueso perdidas o que había que trepanar, por cascos de
calabaza seca. Aunque se tratara de una cura algo trasnochada, este
procedimiento era todavía tratado y discutido en la tratadística médica del
Siglo de Oro. De ahí que partiendo de la ligereza y poca constancia de la
calabaza seca, se pasara a decir que los faltos de seso o livianos de juicio,
es decir los mentecatos, simples o locos, tenían cascos de calabaza.
Además
de manutención, se le otorgó carruaje. Es
curiosa la ración que le pasaban según fuese día de carne o de pescado:
Como los días de carne eran 210 y los de
pescado 155, llegaba a cobrar por su ración anualmente 193.565 maravedís.
Además de esta ración se le otorgó
carruaje, mula y acémila. En la noche de Navidad percibía una libra de
confitura.
El Catálogo del Museo del Prado no está en
lo firme al decir que el segundo retrato se pintó hacia 1646-48, porque Calabazas
murió en octubre de 1639. La última nota relativa a él, dice «A
Don Juan Calabazas se le dieron en los diez meses del año 1639, hasta que
murió, doce pares de zapatos de cordobán de tres suelas». En las cuentas de
este oficio se le sigue año por año desde su entrada en Palacio. No vivió en él
arriba de nueve años.
Para ir a recibir al Rey que volvía de
Barcelona, el año 1632, le regalan calzas para un vestido. Esto fue en 26 de
mayo y, en 9 de noviembre, le dan un vestido de terciopelo labrado y otro más.
Juan Calabazas (Calabacillas),
fue uno de los tantos personajes con algún defecto o tara personal, que
desfilaron por la corte de los Austrias.
Fuentes de
Datos:
*”Los
Olvidados de la Historia” – Ricardo García Cárcel
* "Locos y Enanos en la Corte de los Austrias" - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
16 Comments:
Gran documentación la que nos traes, Babbilonia: qué curioso. No estoy muy al tanto del precio de la vida en aquel entonces, pero parece que Don Juan no debió pasar necesidades.
Abrazos
Curiosa la práctica quirúrgica, por eso se dice que eres duro como una calabaza.
Un abrazo y me alegro por tu publicación
Xibeliuss, pienso lo mismo que tú. Por la relación de viandas que le otorgaban debió de vivir sin escaceses.
Un abrazo
Mari-Pi-R, gracias, hacía tiempo que no publicaba en este blog, a ver si este año saco más tiempo para ello.
Verdaderamente es sorprendente lo de la calabaza. Imagino que sería lo mismo que los implantes que ahora te ponen de acero en los huesos rotos.
Besos
Me ha gustado mucho lo que has escrito a cerca de ese hombre. En aquel tiempo todos los que tenían algún defecto y le agradaba al Rey o a alguien importante, lo tomaba bajo su protección y vivían de lujo en comparación con el pueblo llano.
Josefina, siempre se ha dicho que es mejor caer en gracia que ser gracioso.
Un abrazo
Aquellos pobres enanos y deformes fueron, dentro de su desgracia, afortunados. Privilegiados en palacio frente a vagabundos, pilluelos, curas flacos o hidalgos de capa raída en las calles.
Un artículo interesantísimo Babilonia. Un abrazo.
Desdelaterraza, totalmente de acuerdo contigo, muchos parroquianos querrían tener la vida que llevaban ellos.
Un abrazo
Interesantes los datos y la historia, muchas gracias.
Si te interesa, me gustaría invitarte a conocer la colección Breve Historia. Te dejo su link de facebook donde ahora sortean en primicia dos de sus novedades sobre Roma y Los Cátaros.
Un saludo,
https://www.facebook.com/brevehistoria
Me ha encantado esta entrada, Babbilonia. Conocía el magnífico lienzo de Velázquez, sabía que era un bufón y que el pintor sevillano hace uno de sus retratos magistrales de la infelicidad, pero ahora sé mucho más del personaje. Te felicito y perdona que entre de tarde en tarde. Buen fin de semana.
Belen, gracias por tu visita y tu comentario, ahora me paso por tu link.
Saludos.
Paco Hidalgo, me alegra aportar un granito de arena a tus conocimientos.
No te preocupes por la frecuencia de tus visitas, lo entiendo perfectamente, todos andamos escasos de tiempo. Incluso yo misma tardo semanas en actualizar mi blog y contestar los comentarios.
Un abrazo
Belen, ya me hice seguidora.
Saludos.
Tiene usted un excelente blog. Y la entrada me parece de primera. La asignación que recibía Calabazillas no estaba nada mal. Muchos habrían pasado por locos durante toda su vida a cambio de semejante ración.
En fin, saludos de su nuevo lector.
Gracias Retablo por su amable comentario y por su visita. Me paso ahora por su blog, que de seguro me va a gustar.
Saludos.
Hola querido amigo!
Obra maravillosa, te voy a seguir para que lo acompañara.
Post a Comment